No creo en la astrología (parte 1)

Después de más de 5 años de estudiar astrología, puedo decir que no creo en ella. Te cuento por qué.

 

Mi camino en la astrología

Siempre sentí curiosidad por lo esotérico, pero la astrología tenía un encanto particular. Algo en ella me llamaba, aunque no sabía muy bien qué.

Fue en plena pandemia cuando, junto a una amiga, decidí dar el paso y estudiarla de manera formal. Lo que no esperaba era que este camino fuera a cambiarme para siempre.

Hoy, soy astróloga recibida en la escuela Casa XI de Buenos Aires. Pero si me preguntas si creo en la astrología, mi respuesta es… no.

O al menos, no en la astrología que la mayoría imagina. En este artículo voy a contarte qué descubrí en este viaje.

Cuando comencé este recorrido, tenía una idea muy básica de lo que era la astrología: un conjunto de características de personalidad, alguna que otra predicción y un tema interesante para conversaciones en reuniones sociales.

Escena de la película argentina "Un novio para mi mujer" (2008)

Pero la realidad me bofeteó. Sin darme cuenta, me adentré en un camino sin retorno de conocimiento interior. Exploré temas que me atravesaron hasta las entrañas, conmoviéndome en lo más profundo. No solo estaba conociéndome a mí misma de una manera brutalmente sincera, sino que también estaba aprendiendo a leer un lenguaje simbólico para explicar la realidad. Estaba descubriendo arquetipos, patrones de la humanidad, ciclos de la naturaleza y, en última instancia, la esencia misma de lo que somos como humanos.

Hasta el día de hoy me sigue sorprendiendo la sincronicidad entre un evento de la realidad y un tránsito planetario, o la correspondencia entre un rasgo de personalidad y una coordenada zodiacal. Y, sin embargo, sigo necesitando pruebas para validar la astrología. Me resisto a rendirme completamente. He escuchado al mayor referente de mi escuela decir, cuando ve a sus alumnos asombrados ante estas coincidencias: "Se sorprenden porque para ustedes la astrología es aún una hipótesis." Y tiene razón. Cuesta dejarse llevar.

A eso se suma el escepticismo ajeno—de un consultante, de un desconocido—y, en el extremo opuesto, la tendencia a esperar del astrólogo predicciones casi mágicas. Incluso, a veces, el propio astrólogo debe resistir la tentación de creerse más sabio que el consultante sobre su propia vida, de pensar que puede salvarlo de algo. O, peor aún, que puede controlar el destino.

El mago, el salvador, el adivino… todos arquetipos que se proyectan en la figura del astrólogo. O peor, arquetipos que lo poseen.

La verdad es que el astrólogo no es un salvador, no es un experto en la vida de los demás, no es un adivino y, mucho menos, un mago!

Pero entonces, ¿cuál es el verdadero rol del astrólogo?

 

Idea del astrólogo mago superpoderoso *Imagen generada con AI

 

Un lenguaje simbolico

A mi modo de ver, y según la corriente en la que me formé, el astrólogo está entrenado en leer patrones y lenguajes simbólicos. El código natal es una fotografía del cielo en el momento exacto en que alguien nació: la posición de los planetas y las luminarias (el Sol y la Luna), vistas desde el punto del planeta en el que ocurrió ese nacimiento.

Este código contiene las medidas exactas de cada energía en el instante de la encarnación en la Tierra. Como una bruja preparando su poción, podemos imaginar que a María le agregaron todos los ingredientes, pero picaronamente le pusieron: una gran cantidad de Piscis, un toquecito de Virgo, una cucharadita de Escorpio y una pizca de Géminis como condimento final. Pero esto no es todo. Ese código está entrelazado con el contexto y la familia en la que encarnará. Es un montón para nuestra comprensión, no?

 

Ingredientes astrológicos

 

Y aquí viene la pregunta clásica: ¿Cómo puede ser que dos personas nacidas en el mismo hospital, el mismo día y a la misma hora, sean tan distintas?

Aquí llega la parte más interesante (o sarasa para los que solo creen en sistemas exactos). El código natal no es un destino rígido ni una ecuación matemática. Tiene múltiples formas de desplegarse, y su manifestación depende del contexto y las experiencias de cada persona.

Y esto, al menos para mí, es tranquilizador. Significa que lo que nos sucede no está escrito de antemano, o al menos, no del todo.

 

"El destino mezcla las cartas, pero nosotros las jugamos" - Arthur Schopenhauer

 

El código natal: ADN cósmico en movimiento

El código astral es como un ADN cósmico, una información latente que se va manifestando a lo largo de la vida. Pero, al igual que el ADN biológico, todo es potencialidad.

Por ejemplo, una persona puede tener antecedentes de cáncer en su familia, y esa información viajar en su ADN, pero nunca llegar a desarrollar la enfermedad. Está ahí, como una posibilidad, pero no como un destino inevitable.

Por otro lado, este código también está ligado a la temporalidad. Nuestro ADN biológico contiene la información para que, a cierta edad, nos crezcan los dientes de leche, luego el vello púbico, más adelante las canas. ¿Pero qué pasa si hay una deficiencia nutricional y los dientes tardan más en salir? ¿O si una situación emocional acelera la menopausia?

Estos son solo ejemplos. De la misma manera, nuestro código astral contiene información sobre ciclos y tiempos latentes.

 

 

Eclesiastés 3:1-14

 

El astrólogo: intérprete de símbolos, no dueño de la verdad

En la carta natal, toda la información está plasmada en símbolos. Y aquí hay algo clave: el consultante es el verdadero experto en su vida. El astrólogo solo la conoce a través de su relato.

Pero hay una diferencia: el astrólogo comprende el lenguaje símbolos representados en el código. Y gracias a eso, sumado al relato del consultante, puede ofrecer una interpretación más amplia, una mirada que ayude a darle sentido a lo vivido.

 

"Envíame desnudos"

 

Destino o conciencia: ¿por qué nos sucede lo que nos sucede?

El principal interrogante que busca responder la astrología (y tantas otras disciplinas) es: ¿por qué nos sucede lo que nos sucede?

El astrólogo puede leer el código natal y establecer algunas hipótesis para responder esta pregunta. Pero la realidad es que las posibilidades son múltiples.

Es cierto que, en ocasiones, parece posible predecir a grandes rasgos ciertos eventos. Esto no ocurre por magia, sino porque los patrones tienden a repetirse… a menos que elevemos nuestro nivel de conciencia.

Por siglos, la humanidad ha caminado los mismos senderos, marcado los mismos surcos que parecen ser el único camino posible. Pero cuando trabajamos en nosotros mismos, cuando nos permitimos transformar, abrazamos cada fragmento de nuestra existencia y nos acercamos a la totalidad de lo que somos.

Y aquí ocurre algo curioso: cuando desplegamos nuestra esencia única, creativa y original, el astrólogo se sorprende. Sus hipótesis pueden fallar. Y eso es una buena noticia.

 

"Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, dominará tu vida, y tu lo llamarás destino" - Carl Gustav Jung

 

Somos muchos en uno

La premisa de la astrología es que nuestra consciencia está fragmentada. Somos una mezcla de energías, a veces contradictorias para nuestra percepción. La energía en sí no es contradictoria, pero para nuestra psique sí. Y, por esta razón, tendemos a fragmentarnos.

Nos identificamos con algunas partes de nosotros mismos y relegamos otras a las sombras. Pero ignorarlas no las hace desaparecer.

Al contrario, esas partes volverán una y otra vez, disfrazadas de personas, situaciones, experiencias… Porque todo aquello que negamos de nosotros mismos, la vida se encargará de mostrárnoslo de alguna forma. Esto sucede principalmente por dos razones:

 

  1. Micelio humano: estamos conectados

En palabras simples, las plantas poseen una inteligencia colectiva: bajo la superficie, están conectadas a través de un sistema de micelio que las enlaza y les permite comunicarse. Nosotros funcionamos de la misma manera.

Ningún código natal es un sistema aislado. Cada carta astral está entrelazada con un tejido colectivo, una gran constelación de códigos que interactúan entre sí.

 

Micelio Humano *Imagen generada con AI

 

2. El sistema busca equilibrio

El universo tiende a la unidad. Todo aquello que nos compone —esos condimentos en el caldero astrológico— necesita expresarse de alguna forma.

Si no lo hacemos conscientemente, si rechazamos partes de nuestra propia esencia, el sistema buscará compensar el balance por otro lado.

El código natal es como una receta energética que necesita desplegarse. Si María, en su paso por esta Tierra, rechaza una parte de sí misma, esa energía encontrará otra manera de manifestarse. Tal vez aparezca en forma de un conflicto externo, una persona que encarne justo aquello que ella intenta evitar, una situación que la obligue a integrar lo que niega.

Porque lo que somos, tarde o temprano, siempre nos alcanza.

 

"Aquello que niegas te somete; aquello que aceptas, te transforma" - Carl Gustav Jung

 

Orden divino

A este punto, quizá te estés preguntando si te engañé con el título cuando dije que no creo en la astrología. Y sí, confieso que usé un pequeño truco de "clickbait" para captar tu atención.

Pero también es cierto que no creo en la astrología que la mayoría de la gente imagina. No creo en la astrología para simplificar lo que somos, o para justificar nuestros comportamientos. Tampoco creo que sea una herramienta que te otorgue un súper poder ni que te permita controlar el destino.

Todo lo contrario. La astrología te baña de humildad.

Te recuerda que somos parte de un orden mucho mayor, un engranaje en un entramado cósmico que nos trasciende. Pero dentro de esa vastedad, tenemos un potencial enorme de creatividad y originalidad.

Porque aunque seamos una pieza en el infinito, somos una pieza única. Y con esa singularidad, podemos aportar algo irrepetible a este mundo, a esta experiencia humana que estamos viviendo. 

Y cuando entendes esto, descubres que la astrología no está aquí para predecirte el futuro o condicionarte, sino ofreciendo un camino para despertar a la conciencia.

Pero hay una razón más por la que no creo en la astrología

Tal vez la más importante.

Pero esa, te la contaré en la continuación de este artículo. 😉

 

Incripción en el Oráculo de Delfos

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About Popita de Creta

Hola! Soy Flor. Diseñadora, amante de los colores, exploradora incansable, eterna estudiante, aprendiz de astróloga y aspirante a escritora. Podría seguir sumando etiquetas, pero... Acaso no terminan limitándonos? Al final, simplemente somos. Y eso, creo, es lo que realmente importa.

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